lunes, 25 de julio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 08. Las Casas.

Las Casas

Un albañil, entonces, se adelantó y dijo: Háblanos de las Casas.

Y él respondió, diciendo:

Levantad con vuestra imaginación una enramada en el bosque antes que una casa dentro de las murallas de la ciudad.
Porque, así como tendréis huéspedes en vuestro crepúsculo, así el peregrino en vosotros tenderá siempre hacia la distancia y la soledad.
Vuestra casa es vuestro cuerpo grande.
Crece en el sol y duerme en la quietud de la noche, y sueña.
¿No es cierto que sueña? ¿Y que, al soñar, deja la ciudad por el bosque o la colina?
¡Cómo pudiera juntar vuestras casas en mi mano y, como un sembrador, esparcirlas por el bosque y la pradera!
Los valles serían vuestras calles y los senderos verdes las alamedas y os buscaríais el uno al otro a través de los viñedos, para volver con la  fragancia de la tierra en las vestiduras.
Pero todo eso no puede ser aún.
En su miedo, vuestros antecesores os pusieron demasiado juntos. Y ese miedo durará aún un poco. Por un tiempo aún los muros de vuestra ciudad separarán vuestro corazón de vuestros campos.
Y, decidme, pueblo de Orfalese, ¿qué tenéis en esas casas? ¿Y qué guardáis con puertas y candados?
¿Tenéis paz, el quieto empuje que revela vuestro poder? ¿Tenéis remembranzas, los arcos lucientes que unen las cumbres del espíritu?
¿Tenéis belleza que guía el corazón desde las casas de madera y piedra hechas, hasta la montaña sagrada?
Decidme, ¿las tenéis en vuestras casas?
¿O tenéis solamente comodidad y el ansia de comodidad, esa cosa furtiva que entra a una casa como un huésped y luego se convierte en dueño y después en amo y señor?
¡Ay! y termina siendo un domador y, con látigo y garfio juega con vuestros mayores deseos.
Aunque sus manos sean sedosas, su corazón es férreo. Arrúa vuestro sueño solamente para colocarse al lado de vuestro lecho y escarnecer la dignidad del cuerpo.
Hace mofa de vuestros sentidos y los echa en el cardal como frágiles vasos.
En verdad os digo que el ansia de comodidad mata la pasión del alma y luego camina haciendo muecas en el funeral. Pero vosotros, criaturas del espacio, vosotros, inquietos en la quietud, no seréis atrapados o domados.
Vuestra casa no será un ancla, sino un mástil.
No será la cinta brillante que cubre una herida, sino el párpado que protege el ojo.
No plegaréis vuestras alas para poder pasar por sus puertas, ni agacharéis la cabeza para que no toque su techo, ni temeréis respirar por miedo a que sus paredes se rajen o derrumben.
No viviréis en tumbas hechas por los muertos para los vivos y, aunque magnificente y esplendorosa, vuestra casa no se adueñará de vuestro secreto, ni encerará vuestro anhelo.
Porque lo que en vosotros es ilimitado habita en la mansión del cielo, cuya puerta es la. niebla de la mañana, y cuyas ventanas son las canciones y los silencios de la noche.

domingo, 17 de julio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 07. La Alegría y el Dolor

La Alegría y el Dolor

Entonces, dijo una mujer: Háblanos de la Alegría y del Dolor.

Y él respondió:

Vuestra alegría es vuestro dolor sin máscara.
Y la misma fuente de donde brota vuestra risa fue muchas veces llenada con vuestras lágrimas.
Y ¿cómo puede ser de otro modo?
Mientras más profundo cave el dolor en vuestro corazón, más alegría podréis contener.
¿No es la copa que guarda vuestro vino la misma copa que estuvo fundiéndose en el horno del alfarero?
¿Y' no es el laúd que apacigua vuestro espíritu la misma madera que fue tallada con cuchillos?
Cuando estéis contentos, mirad en el fondo de vuestro corazón y encontraréis que es solamente lo que os produjo dolor, lo que os da alegría.
Cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón y veréis que estáis llorando, en verdad, por lo que fue vuestro deleite.
Algunos de vosotros decís: "La alegría es superior al dolor" y otros: "No, el dolor es más grande."
Pero yo os digo que son inseparables.
Vienen juntos y, cuando uno de ellos se sienta con vosotros a vuestra mesa, recordad que el otro está durmiendo en vuestro lecho.
En verdad, estáis suspensos, como fiel de balanza, entre vuestra alegría y vuestro dolor.
Sólo cuando vacíos estáis quietos y equilibrados.
Cuando el tesorero os levanta para pesar su oro y su plata, es necesario que vuestra alegría o vuestro dolor suban o bajen.

sábado, 9 de julio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 06. El trabajo.

El Trabajo

Entonces, dijo el labrador: Háblanos del trabajo.

Y él respondió, diciendo:

Trabajáis para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra.
Porque estar ocioso es convertirse en un extraño en medio de las estaciones y salirse de la procesión de la vida, que marcha en amistad y sumisión orgullosa hacia el infinito.
Cuando trabajáis, sois una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música.
¿Cuál de vosotros querrá ser una caña silenciosa y muda cuando todo canta al unísono?
Se os ha dicho siempre que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.
Pero yo os digo que, cuando trabajáis, realizáis una parte del más lejano sueño de la tierra, asignada a vosotros cuando ese sueño fue nacido.
Y, trabajando, estáis, en realidad, amando a la vida.
Y amarla, a través del trabajo, es estar muy cerca del más recóndito secreto de la vida.
Pero si, en vuestro dolor, llamáis al nacer una aflicción y al soportar la carne una maldición escrita en vuestra frente, yo os responderé que nada más que el sudor de vuestra frente lavará lo que está escrito.
Se os  ha dicho también que la vida es oscuridad y, en vuestra fatiga, os hacéis eco de la voz del fatigado.
Y yo os digo que la vida es, en verdad, oscuridad cuando no hay un impulso.
Y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento. Y todo saber es vano cuando no hay trabajo.
Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor.
Y cuando trabajáis con amor, os unís con vosotros mismos, y con los otros, y con Dios.
¿Y qué es trabajar con amor?
Es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón como si vuestro amado fuera a usar esa tela.
Es construir una casa con afecto, como si vuestro amado fuera a habitar en ella.
Es plantar semillas con ternura y cosechar con gozo, como si vuestro amado fuera a gozar del fruto.
Es infundir en todas las cosas que hacéis el -aliento de vuestro propio espíritu.
Y saber que todos los muertos benditos se hallan ante vosotros observando.
He oído a menudo decir, como si  fuera en sueños: "El  que trabaja en mármol y encuentra la forma de su propia alma en la piedra es más noble que el que labra la tierra."
"Aquel que se apodera del arco iris para colocarlo en una tela transformada en la imagen de un hombre es más que el que hace las sandalias para nuestros pies."
Pero, yo digo, no en sueños, sino en la vigilia del medio día, que el viento no habla más dulcemente a los robles gigantes que a la menor de las hojas de la hierba.
Y  solamente es grande el que cambia la voz del viento en una canción, hecha más dulce por su propio amor.
El trabajo es el amor hecho visible.
Y si no podéis trabajar con amor, sino solamente con disgusto, es mejor que dejéis vuestra tarea y
os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que trabajan gozo sanamente.
Porque, si horneáis el pan con indiferencia estáis horneando un pan amargo que no calma más que a medias el hambre del hombre.
Y si refunfuñáis al apretar las uvas, vuestro murmurar destila un veneno en el vino.
Y si cantáis, aunque fuera como los ángeles, y no amáis el cantar, estáis ensordeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las voces de la noche.

sábado, 2 de julio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 05. El comer y el beber

El Comer y el Beber

Entonces, un viejo que tenía una posada dijo: Háblanos del comer y del beber.

Y él respondió:

Ojalá pudierais vivir de la fragancia de la tierra y, como planta del aire, ser alimentados por la luz.
Pero, ya que debéis matar para comer y robar al recién nacido la leche de su madre para apagar vuestra sed, haced de ello un acto de adoración.
Y haced que vuestra mesa sea un altar en el que lo puro y lo inocente, el buque y la pradera sean sacrificados a aquello que es más puro y aún inocente que el hombre.
Cuando matéis un animal, decidle en vuestro corazón: "El mismo poder que te sacrifica, me sacrifica también; yo seré también destruido.
La misma ley que te entrega en mis manos me entregará a mí en manos más poderosas.
Tu sangre y mi sangre no son otra cosa que la savia que alimenta el árbol del cielo."
Y, cuando mordáis una manzana, decidle en vuestro corazón:
"Tus semillas vivirán en mi cuerpo.
Y los botones de tu mañana florecerán en mi corazón. Y tu fragancia será mi aliento.
Y gozaremos juntos a través de todas las estaciones."
Y, en el otoño, cuando reunáis las uvas de vuestras vides para el lagar, decid en vuestro corazón:
"Yo soy también una vid y mi fruto será llevado al lagar. Y, como vino nuevo será guardado en vasos eternos."
Y, en el invierno, cuando sorbáis el vino, que haya en vuestro corazón un canto para cada copa.
Y que haya en ese canto un recuerdo para los días otoña les y para la vid y para el lagar.

viernes, 24 de junio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 04. El Dar

El Dar

Entonces, un hombre rico dijo: Háblanos del dar.

Y él contestó:

Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis.
Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais.
¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?
Y mañana, ¿qué traerá el mañana al perro que, demasiado previsor, entierra huesos en la arena sin huellas mientras sigue a los peregrinos hacia la ciudad santa? ¿Y qué es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?
¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible?
Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto malogra sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.
Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Y hay quiénes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan la alegría de dar, ni dan conscientes de la virtud de dar.
Dan como, en el hondo valle, da el mirto su fragancia al espacio.
A través de las manos de los que como esos son, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, El sonríe sobre la tierra.
Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta, la búsqueda de aquel que recibirá es mayor goce que el dar mismo.
¿Y h ay algo, acaso, que podáis guardar? Todo lo que tenéis será dado algún día.
Dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra y no de vuestros herederos.
Decís a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera."  Los árboles en vuestro huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir, ya que guardar es perecer.
Todo aquel que merece recibir sus días y sus noches, merece, seguramente, de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida, merece llenar su copa en vuestro pequeño arroyo.
¿Y cuál será mérito mayor que el de aquel que da el valor y la confianza -no la caridad- del recibir?
¿Y quiénes sois vosotros para que los hombres os muestren su seno y os descubran su orgullo para que así veáis sus mere cimientos desnudos y su orgullo sin confusión?
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar.
Porque, a la verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os creéis dadores, no sois sino testigos.
Y vosotros, los que recibís  -y todos vosotros sois de ellos- no asumáis el peso de la gratitud, si no queréis colocar un yugo sobre vosotros y sobre quien os da.
Elevaos, más bien, con el dador en su dar como en unas alas.
Porque exagerar vuestra deuda es dudar de  su generosidad, que tiene el libre corazón de la tierra como madre y a Dios como padre.

viernes, 17 de junio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 03. Los Niños

Los Niños

Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños.

Y él dijo:

Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida  no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

viernes, 10 de junio de 2011

GIBRÁN KHALIL GIBRÁN: EL PROFETA (1923): 02. El Matrimonio

El Matrimonio

Entonces, Almitra habló otra vez: ¿Qué nos diréis sobre el Matrimonio, Maestro?

Y él respondió, diciendo:

Nacisteis juntos y juntos para siempre.
Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad  que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.
Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.
Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.
Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.